La mediación comunitaria constituye una forma de encarar los conflictos desde las prácticas sociales, tiene que ver con lo social, urbano, territorial y lógicamente está en crecimiento, lo cual se puede visualizar en los conflictos vecinales, la cultura y el posicionamiento de actores sociales en espacios públicos, que indudablemente están a la orden del día y no se judicializan, ya que el poder judicial no cuenta con los recursos para darle un cauce, según lo aseveró Alejandro Nató, presidente del Centro Internacional para el Estudio de la Democracia y la Paz Social, profesor titular de cátedra de Derecho Latinoamericano-Universidad de Buenos Aires-CBC, Profesor titular de Mediación y globalización en Maestría de Resolución de Conflictos Universidad de Lomas de Zamora y Profesor de la maestría de mediación Aieef/Universidad de Alcalá de Henares. España y en otros cursos y maestrías en Barcelona, Chile Italia y Portugal en dialogo con el programa Panorama Jujeño.

 

Al respecto, sintetizó que la mediación comunitaria permite fluir el dialogo a través de un tercero que contribuye para que el consenso vaya influyendo entre las partes que estén en conflicto y al mismo tiempo lograr un entendimiento mutuo con los verdaderos actores de la sociedad, y avanzar con el vínculo social.

Indicó que los conflictos comunitarios son en menor cuantía porque suceden en el día a día y reflejan la realidad de las personas en temas de cultura, discriminación y otros aspectos.

El doctor Nató aseguró que a nivel América Latina se desarrollaron numerosos conflictos, en muchos casos por el interés del motor económico y por encima del cuidado de la gente, mencionando el conflicto en Chile, sumado a las situaciones de Ecuador y Colombia, donde se vivieron una especie de “olla a presión” por parte de actores sociales y la respuesta que se dio fue más conflictos desde el Estado, recalcando los conflictos escalan en medio de la crisis y se tornan en sociales y generan violencia en algunos casos institucional.

Ponderó que el tema de la salud y la educación son los aspectos candentes que plantean los actores sociales, aunque a veces se prioriza el “lobby” por encima de esas situaciones.

El especialista argumento que la política muchas veces utiliza la conflictividad social para poder sacarle ventaja y beneficios, pero muchas veces apelando al antagonismo creando vínculos entre los propios para confrontar con los otros.

A nivel local, añadió, se conjugan otras prácticas como lo social, lo que acontece todos los días, las configuraciones culturales entremezclándose con la cultura del buen trato y el bien común, especialmente en las ciudades donde se administra el espacio público, los accesos y las desigualdades si las hubiera, lo cual tiene que ver con la educación.

Por último, el representante de Centro Carter en Bolivia, consultor senior de programas BID y consultor de la Fundación Arias para la Paz- Costa Rica consideró que las pymes son un motor grande de la economía social y de una región, ya que genera empleo, producción y además mueve el flujo dinerario, y en esta situación están teniendo el impacto más fuerte, con lo cual se debe apelar a la credibilidad de “creer que vamos a salir adelante a pesar de la difícil situación”, obviamente que son necesarios los créditos blandos y un Estado que los acompañe, incluyéndolos en ese circuito económico y político, concluyó.